“Que nos adopte Tampico”: habitantes del Moralillo tras bloqueo por inundaciones
El hartazgo por la falta de respuesta ante las intensas lluvias está a flor de piel en todos los manifestantes de la zona de Veracruz.
6/25/20254 min read


Son después de las 11 de la mañana y la señora Inocencia, que tiene más de 90 años, camina a paso lento entre los baches de la carretera Tampico-Valles que está saturada por tráileres, autos y autobuses, que no pueden avanzar debido al bloqueo de vecinos que va para las 24 horas.
La ayudó unos de sus hijos a caminar, la sostiene del brazo y le dice que tenga cuidado con los baches de la carretera federal que almacenan agua. Caminaron 1.5 kilómetros desde donde dejaron el carro para poder cruzar a Tampico, vienen desde Tamós, y quieren llegar a la cita con el geriatra en el IMSS. “No la puede perder”, dice su sobrina Francisca.
“Están desde ayer con el bloqueo, esta gente no comprende el daño que le hace a todos como estudiantes, como personas, imagínese. Nosotros vivimos en Tamós, nuestro transcurso diario es de Tamós a Tampico y de Tampico a Tamós, porque nuestras fuentes de empleo están acá”, insiste Francisca.
Uno de los encargados de liderar el bloqueo en el carril cuya circulación es del Norte de Veracruz a Tampico se llama José, ha sido su labor durante las últimas horas del bloqueo porque quiere llamar la atención de las autoridades municipales de Pánuco, porque es como si no existieran.
Mientras deciden liberar por momento el paso de tráileres en el bloqueo, José da la orden y acomoda troncos y palos, además de organizar que nadie se quiera aventar, es lo que hace para luchar por la mejora de su terruño, aunque eso lo haya alejado ya cuatro días como recolector de basura en Servicios Públicos de Tampico.
El hartazgo está a flor de piel en todos los manifestantes: “Nosotros estamos hasta la madre de agua, se me mojo mi colchón, mi televisión, mis muebles y qué, eso quién me lo va regresar”, comentó José, que no se dobla, aguanta la lluvia, el sol y el hambre, todo por el terruño en el que ha vivido los últimos 14 años.
¿Cuántas personas viven en el Moralillo?
A José lo acompaña de cerca la vecina Gabriela Quiróz, una mujer que en el rostro muestra la rudeza como para liderar un bloqueo, todos le hacen caso, las mujeres y hombres más jóvenes, porque hace lo mejor para El Moralillo, una población que está a 44.7 kilómetros de la cabecera municipal, que es Pánuco.
La mujer que coordina y observa todo a detalle, cuenta que ha vivido cuatro décadas en el poblado que tiene más de 10 mil 700 habitantes de acuerdo a uno de los últimos censos del INEGI, y que nunca se ha podido desarrollar, porque siempre batallan por el agua potable en tiempo de estiaje, lo cual también les ha llevado a hacer bloqueos en otros momentos.
Un par de policías tamaulipecos (Guardias Estatales) llegan en una patrulla y hablan con la comitiva en la que está Gabriela, le dicen a los ciudadanos que retiren momentáneamente para disminuir el tráfico de unidades pesadas por el Libramiento Poniente, una ruta cercana a la Tampico-Valles, pero no tienen éxito, su intención, aunque buena, no tuvo eco.
La mujer, ya de por sí con un semblante rudo, se molesta al recordar el proyecto fallido de drenaje en El Moralillo “con unos tubos chiquitos”. El círculo lo hace con sus dedos y son del diámetro de una taza. “Esos tubos nunca iban a funcionar y ahí se quedó la obra, porque todo lo que empiezan nunca lo terminan, pero allá (En Pánuco), lo dan por terminado”.
Son 44.7 kilómetros de distancia entre Pánuco y El Moralillo, a 45 minutos en coche, pero para la manifestante y una de las líderes del bloqueo, lo más viable es que Tampico y su conurbación los adopte y pueda brindarle los servicios que requieran, el comercio y el desarrollo también.
Con una sonrisa irónica, Gabriela dice “es lo que siempre les hemos pedido, que nos adopte Tampico. Acá (en Pánuco) no nos ayudan porque dicen que todos los ingresos, los dineros los gastamos acá en Tamaulipas, pero nosotros también pagamos el predial, que es un dineral de tanta gente”.
Ya al mediodía, el sol se abre paso después de días nublados en el sur de Tamaulipas y Norte de Veracruz, así que los manifestantes, los vendedores, trabajadores de Bimbo, policías estatales y hasta Guardias Nacionales de caminos, aprovechan la sombra que a lado de la carretera hacen árboles de jobo, mango e higuerón.
De repente, entre el bloqueo, los vecinos se alertaron por un convoy que se acerca, es encabezado por una Suburban del año color blanca de la cual se bajó un escolta (porta auricular y ropa táctica). Le dice a los manifestantes que va por la gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle, al Aeropuerto de Tampico para regresar al bloqueo y puedan hablar con ella.
Los murmullos se convirtieron en gritos: “¡que pasen!”, “¡déjenlos pasar!” y así siguieron su camino entre camiones, pipas y coches varados, ante la mirada incrédula de los conductores que ya tenían horas en el bloqueo.
Ya eran las 3 de la tarde y los vecinos comenzaron a notar la tardanza de la gobernadora, les dijeron que iría y la iban a esperar. Cuando se dieron cuenta que la mandataria morenista estaba en la comunidad de Tierra y Libertad, en Ozuluama, se aferraron aún más al bloqueo.
Nahle estuvo en Tampico, sobrevoló la zona en helicóptero, así se despidió de Ozuluama, pero nunca llegó a El Moralillo, la población cuyos habitantes se sienten ignorados, hasta por los escoltas de la gobernadora.